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sábado, 2 de septiembre de 2017

Cómo se reescribe la historia. El rescate de los hombres de Shackleton





Sólo puede haber lugar para un héroe



Daniel Veloso



EL INVIERNO DE 1916 avanzaba y ya se habían realizado tres intentos de rescatar a los hombres del explorador británico Ernest Shackleton que habían quedado varados en la Isla Elefante, en la Antártida. Uno de esos intentos lo protagonizó Uruguay cuando envió un barco en auxilio de los náufragos pero el hielo que rodeaba la isla impidió el rescate. Hasta que la suerte acompañó al cuarto intento y los marinos pudieron ser rescatados por una expedición que envió Chile al mando del marino Luis Pardo Villalón, conocido en ese país como “Piloto Pardo”. Sin embargo esta historia, contada por el propio Shackleton a la prensa de la época y luego registrada por el explorador en un par de libros, nada dice del rol del piloto chileno, que gracias al conocimiento que tenía de aquellos mares condujo su pequeño barco hasta la isla Elefante.


En el XIV Encuentro de historiadores antárticos latinoamericanos realizado del 1 al 3 de octubre de 2014 en Montevideo, los historiadores chilenos Nelson Llanos y Olivia Canales presentaron ponencias sobre cómo se omitió en la prensa anglosajona la participación chilena en el rescate de los expedicionarios y cual fue el rol de Shackleton en dicha omisión.





El historiador Nelson Llanos ha estudiado cómo se omitió en la prensa anglosajona la participación chilena en el rescate de los expedicionarios y cual fue el rol de Shackleton en dicha omisión.
Ernest Shackleton, explorador británico de origen irlandés, había zarpado de Inglaterra a bordo del Endurance el 8 de agosto de 1914 con el objetivo de  cruzar la Antártida de un extremo al otro, desde el Mar de Wedell hasta el Mar de Ross, frente a Australia. Shackleton ya había integrado en 1908 la expedición Nimrod al polo sur y había quedado a sólo 180 km. de alcanzarlo. Cuando el noruego Roald Amundsen logró la hazaña de llegar al polo sur el 14 de diciembre de 1911, a Shackleton sólo le quedó el reto de ser el primer hombre en cruzar el continente antártico. Otra vez más la suerte no estaría con él ya que en enero de 1915 cuando intentaba llegar a la costa antártica, su barco quedó atrapado por el hielo. La tripulación debió pasar el invierno en condiciones de frío extremo esperando que el Endurance consiguiera liberarse, cosa que no ocurrió ya que la embarcación no resistió la presión del hielo y tras ser aplastada se hundió.





Viendo arruinados sus planes Shackleton optó por llevar a su tripulación de regreso a sus hogares. Durante días avanzaron por el hielo flotante arrastrando los botes salvavidas hacia el norte, tratando de acercarse a alguna isla antártica para desde allí buscar ayuda. Al ver que sus hombres estaban agotados por el esfuerzo, Shackleton ordenó que montaran un campamento. Luego de permanecer allí por varias semanas, el hielo de la banquisa comenzó a quebrarse y así pudieron lanzar los botes al agua. Después de remar sin parar durante siete días, padeciendo frío y hambre, la tripulación consiguió llegar el 15 de abril de 1916 a la isla Elefante. Por fin pisaban tierra firme tras dieciséis meses de estar a la deriva sobre el hielo. Como la isla estaba fuera de las rutas marinas la posibilidad de un rescate era casi nula. Entonces Shackleton escogió a cinco de sus hombres y partió en uno de los botes hacia las islas Georgias del Sur. Tras navegar 1.500 kilómetros en uno de los océanos más bravos del mundo alcanzaron las escarpadas islas. Pero aún no estaban a salvo. Los exhaustos marinos todavía tuvieron que recorrer cuarenta kilómetros por tierra para llegar a un puerto ballenero donde finalmente consiguieron auxilio. Días más tarde en un pequeño vapor Shackleton intentará rescatar a los hombres que habían quedado en la Isla Elefante pero el hielo se lo impedirá.





Sin rendirse, viajó a las islas Malvinas y desde allí envió un pedido de socorro, pero Gran Bretaña, inmersa en la Primera Guerra Mundial, no pudo ayudarlo. Entonces solicitó ayuda al gobierno uruguayo y este envió en junio de 1916 al pesquero “Instituto de Pesca Nº. 1” al mando del Teniente de Navío Ruperto Elichiribehety. La expedición estará muy cerca de salvar a los náufragos pero el hielo una vez más se interpondrá.





Desesperado, Shackleton viajó a Punta Arenas, en Chile, y consiguió por intermedio de la masonería, a la cual pertenecía, arrendar una goleta, la Emma, sin embargo con ella tampoco logró el salvataje. Incluso los témpanos dañaron la embarcación y tuvo que volver al sur chileno.
Una vez más Shackleton pidió ayuda, obteniendo que Chile le facilitara un nuevo navío, la escampavía Yelcho, que al mando del Piloto Pardo y gracias a que el hielo se había retirado frente a la Isla Elefante, conseguirá liberar a los náufragos el 30 de agosto de 1916.





FUERA DE LA FOTO. El historiador chileno Nelson Llanos de la Universidad de Ohio, investigó cómo la prensa estadounidense y británica informó sobre el rescate de la tripulación de Shackleton y sobre cómo omitió referirse a la figura del Piloto Pardo. Llanos utilizó como fuentes los  periódicos de Estados Unidos, New York Times y Washington Post, y los británicos Times y Daily Mirror, entre otros. En los diarios encontró que “se destaca bastante el rol que jugó Uruguay al intentar rescatar a la tripulación, sobre todo porque el Reino Unido, que estaba en plena Guerra Mundial no hacía tantos esfuerzos para rescatarlos como así lo hizo Uruguay y Chile”.

Sobre el marino chileno descubrió que “de un total de ciento veinte artículos recopilados de la prensa anglosajona, cinco mencionan el nombre del Piloto Pardo: cuatro estadounidenses y uno británico”. Llanos contó que sólo en una nota del Chicago Tribune se destaca al piloto “como el artífice del rescate”. En esa nota el propio Shackleton “reconoce que sus hombres fueron rescatados por Pardo”. Sin embargo al poco tiempo de dejar Chile el explorador dejó de mencionar al capitán de la Yelcho. Nelson Llanos no tiene dudas: “esa tendencia de la prensa anglosajona de minimizar la actuación del Piloto Pardo es en gran parte responsabilidad del propio Shackleton”.





El historiador explicó que en el diario personal del explorador en un comienzo “reconoce que Pardo tenía gran habilidad para navegar y que este fue el responsable del rescate”, sin embargo más adelante comienza a omitir al marino chileno y en cambio escribe vagamente en plural “nosotros rescatamos a la tripulación; pero no dice que en realidad era un pasajero más en la Yelcho”. Llanos explica que esta omisión “ha sobrevivido a lo largo de los años en la historiografía anglosajona” sobre todo porque esta utiliza como fuentes las obras que el explorador publicó luego de la Primera Guerra Mundial y que “van a ser la base de los libros que vendrán durante todo el siglo XX”. Apenas en “South”, el libro donde relata su desafortunado viaje de exploración, Shackleton mencionará al Piloto Pardo, “pero sólo en la introducción y en apenas dos líneas”.




Llanos siguió el rastro de esta exclusión en muchos de los libros que en los últimos años se han publicado sobre Shackleton y en ellos no encontró “ni una sola mención del Piloto Pardo”, salvo en el libro “Shackleton: By Endurance We Conquer”, de Michael Smith, de 2014. “Es un libro diferente a todos, donde el autor trata de desmitificar la figura de Shackleton y aparece la figura de Pardo, no sólo una vez, sino que muchas veces”. Explicó que allí se afirma que Pardo comandaba la Yelcho “y que Shackleton iba sólo como pasajero; es más, el autor duda de la capacidad como navegante de Shackleton y de sus condiciones de liderazgo, que es lo que siempre se ha destacado del explorador”, concluyó el historiador chileno.





Revista Sucesos N° 732 del 5 de octubre de 1916.
Fotografía proporcionada por la historiadora Olivia Canales.



EN UNA CÁSCARA DE NUEZ. La historiadora chilena Olivia Canales insistió también en que se debe recuperar la memoria del Piloto Pardo. La historiadora realizó una investigación hemerográfica, estudiando las revistas chilenas de la época como Zig-Zag, Sucesos y Pacífico Magazine.
Enseñó una ilustración satírica en la que se ve al piloto Pardo con Shackleton en una cáscara de nuez, en referencia a la fragilidad de la Yelcho, el pequeño guardacostas en el que se realizó el salvataje. Explicó que la sátira se debía a que la Yelcho no tenía las condiciones para una aventura en el antártico, ya que no tenía radio, luz eléctrica ni un casco que la protegiera del hielo. 
Canales halló una entrevista publicada en octubre de 1916, que se le hiciera a Pardo y a otros miembros de la tripulación de la Yelcho cuando llegaron triunfantes a la ciudad de Valparaíso. La historiadora contó que se le preguntó al marino “si Shackleton le había indicado la ruta para rescatar a los náufragos, y Pardo dijo que no, que se guió por la carta polar”. Cuando le preguntaron al jefe de máquinas quién dirigía la nave, este contestó que Pardo lo hizo durante todo el viaje.






La historiadora contó que hay otros textos que reafirman el papel del piloto Pardo en el rescate, en cuanto a su habilidad para la navegación, y que dicen que Shackleton notó lo buen navegante que era Pardo cuando la Yelcho remolcó la goleta Emma al comienzo del tercer intento de rescate. También que Shackleton insistió para que fuera Pardo el que dirigiera la Yelcho en el cuarto intento.
Canales leyó un texto en el que se transcribe un diálogo entre el explorador británico y el piloto chileno, en el que el primero duda sobre la capacidad del barco para realizar el rescate: “me parece que en esta cáscara será imposible” dijo Shackleton, a lo que el marino chileno contestó: “Sí, nos vamos en esta cáscara a la Isla Elefante y usted verá que la Yelcho y sus hombres se portarán bien”, leyó la historiadora.






SOLIDARIDAD CON UN HERMANO. Uno de los asistentes al encuentro de historiadores antárticos le preguntó al historiador Nelson Llanos si era cierta la versión de que tanto Ernest Shackleton y el Piloto Pardo eran miembros de la masonería. Llanos explicó que hay varias referencias a que se lo intentó ayudar “no sólo como explorador sino que también como hermano”. El escritor argentino–chileno y Gran maestro masón, León Zeldis Mandel, afirma en un texto al que se puede acceder en Internet, que Shackleton perteneció a dos logias en Inglaterra y que en una de ellas, la “Guild of Freemen” ascendió a Maestro Masón. También afirma que Luis Pardo Villalón era miembro de una logia de Valparaíso desde 1911. Eso explicaría que Pardo llegara a ofrecerse como voluntario para dirigir la Yelcho hasta Isla Elefante.
Nelson Llanos contó que el primer intento de auxilio que se le brindó a Shackleton desde Chile (el tercero en orden cronológico), la expedición que salió de Punta Arenas a bordo de la goleta Emma, “tuvo una participación importantísima de la masonería”, aunque esto, “no lo dicen las fuentes directamente”, aclaró el historiador.






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Si se desea utilizar este material con fines educativos o de divulgación por favor primero comunicarse conmigo a través del correo hiperjar@gmail.com
Gracias. (02/09/2017)



Enlace al blog de la Asociación Antarkos (con búsqueda de información sobre la primera misión uruguaya a la Antártida).















1 comentario:

  1. Excelente relato! muy bien documentado y deja una intriga para seguir investigando más, sobre todo en lo que respecta a la participación fraternal uruguaya en el intento de rescate con el apoyo que ofreciera el Presidente Viera.

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